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Érase una vez, en los años 1960 cerca de Praga, en la República Checa, una joven pareja de científicos que trabajaba en el desarrollo de una pasta que se endurecía al cocerla. Después de numerosos intentos, lograron crear un material relativamente flexible y maleable al que llamaron Cernit, en referencia al nombre de la esposa que se llamaba Cerna.
Obligados a emigrar a Alemania en 1963, la pareja decidió publicar un anuncio para encontrar un inversor que les ayudara a desarrollar su producto. Manfred Guder vio el anuncio y decidió colaborar con los inventores.
Tiempo después, la pareja se retiró del negocio y el Sr. Guder contrató a un químico que amplió considerablemente la gama de colores de la pasta. En ese momento, la producción se realizaba en su fábrica en Frankfurt, Alemania. Sin embargo, con el tiempo, las ventas disminuyeron y los resultados no estuvieron a la altura.
Habría que esperar hasta 2008 para que la marca fuera adquirida por una empresa belga, The Clay and Paint Factory, que se encargó de diseñar y producir nuevos efectos y desarrollar diversos accesorios para la modelación y fabricación de joyas, muñecas, miniaturas, etc. Los esfuerzos dieron rápidamente sus frutos, especialmente gracias al boca a boca y las redes sociales. La calidad de la pasta fue reconocida y apreciada por todos, lo que permitió que Cernit se abriera camino entre las principales marcas utilizadas por los polimeristas profesionales.
Desde noviembre de 2022, la empresa francesa Clairefontaine Rhodia ha tomado las riendas de la empresa y, por lo tanto, la comercialización de la marca Cernit.